
Sin duda, todas las ciudades esconden un sinnúmero de recovecos donde se han tejido leyendas, amores, anécdotas, delitos y misterios.
Ovalle, lejos de escapar a esta constante, parece más bien regocijarse en producir y mantener estos espacios. Sus habitantes, haciendo gala de una creativa forma de denominar las cosas con apodos peculiares, han bautizado informalmente lugares de la ciudad como “El paso de las ratas”, “Narnia”, “El infierno”, “El bosque de las brujas” o “El callejón del buche”. Casi todos nombres puestos por personas que de generación en generación se reúnen en ellos a beber, fumar, pololear o simplemente conversar, sin embargo, existe un lugar cuyo nombre no ha sucumbido al paso de tiempo, éste es el famoso Callejón del diablo y podríamos apostar a que toda la ciudad lo ha escuchado nombrar, pero no sabe su nombre oficial ¿Quién lo llamó así o cuándo lo hizo?
Lee el final de esta historia y el resto de los relatos en nuestra próxima publicación. Atentos a nuestras redes sociales para conocer las novedades del proyecto.